- La principal causa de muerte en todo el mundo son las enfermedades
cardiovasculares que se producen por una inflamación de los tejidos del
sistema circulatorio.
- Para su prevención, el cannabidiol puede convertirse en un gran aliado gracias a sus efectos antinflamatorios.
- Además, estudios en animales han certificado que tomar CBD ayuda a
una mayor y más rápida recuperación del tejido cardiaco tras infartos, o
del sistema después de un ictus.
El sistema cardiovascular está formado por el corazón y
los vasos sanguíneos que transportan la sangre por todo el
cuerpo. Cuando este sistema deja de funcionar correctamente puede
provocar un ataque cardíaco, en el que muere una zona del miocardio
(parte muscular del corazón), o un derrame cerebral, que se ocasiona
por la obstrucción o ruptura de los vasos sanguíneos, que evita que
lleguen los nutrientes necesarios a las células del cerebro.
En la mayoría de los casos, los problemas vienen
provocados por
algún tipo de inflamación. Ante
ello, varios estudios científicos han demostrado que el CBD tiene
efectos antinflamatorios que son
capaces de proteger los
tejidos del sistema cardiovascular. Uno de ellos,
elaborado por un equipo internacional de investigadores de Estados Unidos, Israel, Hungría, Suiza y Taiwán, certificó que
esta sustancia ayudaba a mejorar la miocarditis, la
inflamación del músculo cardíaco. Según las pruebas realizadas en
ratones, el tratamiento crónico con CBD atenuaba la inflamación al
reducir la presencia de linfocitos CD3 y CD4. Así disminuía el
riesgo de que la insuficiencia cardiaca se agravara y se facilitaba
la recuperación del estado normal.
En ese sentido,
otro estudio anterior, elaborado por científicos
chinos demostró que
el CBD también influía en la
recuperación del infarto cardiaco. Tras realizar ensayos en
conejos, se observó que aquellos animales a los que se les
suministraba CBD después de padecer un infarto se recuperaban mucho
más rápido que los que solo recibían placebo.
Clave contra el estrés o la
obesidad
Aunque estos no son los únicos beneficios directos
contra las enfermedades cardiovasculares que se encuentran en el CBD.
Este compuesto también tiene efectos beneficiosos sobre los
factores de riesgo de estas enfermedades, como el estrés.
Según un estudio elaborado por la
Universidad de Nottingham y el centro de investigaciones biomédicas
NIHR Oxford,
el CBD reduce la presión arterial en reposo,
así como su aumento en situaciones de estrés. Así se
demostró tras suministrarlo a nueve voluntarios varones en
diferentes momentos y ver cómo reaccionaban en comparación con un
simple placebo. Este estudio permite establecer conclusiones como
que, al relajarse las paredes arteriales,
disminuye la
tensión dentro de los vasos sanguíneos y, por tanto, las
arterias también están protegidas contra la inflamación.
Por otro lado, algunas investigaciones determinaron
que
el CBD tiene efectos sobre nuestro metabolismo y la
obesidad, otro de los factores claves en el desarrollo de
enfermedades cardiovasculares. En este sentido, podría ayudar a
combatir esta última: en 2016
investigadores coreanos estudiaron los efectos de la
sustancia en las grasas corporales y hallaron que el CBD estimulaba
los genes y las proteínas que activaban la degradación y oxidación
de la grasa, mientras ralentizaba la generación de otras que la
generaban. Además, este compuesto aumentaba el número y la
actividad de las
mitocondrias (las encargadas de
suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad
celular), lo que, además de tener más capacidad para quemar
calorías, generaba más energía y ralentizaba el envejecimiento.
Todo esto ocurre, según la propia investigación,
porque
el CBD es capaz de convertir el tejido graso de color
blanco en otro de color pardo mucho más beneficioso. Varios
estudios en animales han demostrado que aumentar este tipo de grasa
en el cuerpo (también conocida como 'grasa buena') los hace más
resistentes a la
diabetes y a otras anomalías relacionadas con la cantidad de lípidos en la
sangre como el hipotiroidismo o la anemia.
Ante las voces negativas que ven al cannabis como un
riesgo para la salud, también se han hecho investigaciones.
En un reciente análisis, varios expertos
estadounidenses examinaron los resultados de 24 investigaciones
llevadas a cabo entre 1975 y 2017 para ver cuál era
el papel
del cannabis en las enfermedades cardiovasculares. Los
resultados determinaron que el efecto de la marihuana como
desencadenante de infartos de miocardio o accidentes
cerebrovasculares
no estaba claro, ya que las
evidencias científicas eran insuficientes.
El riesgo de las altas cantidades
de THC
Sin embargo, la marihuana no solo está compuesta
por CBD. El tetrahidrocannabinol, más conocido como
THC, es otra de sus sustancias principales, y también tiene sus
implicaciones. En este sentido, son varios quienes alertan de que es
negativo para el corazón y el resto del sistema cardiovascular. Sin
embargo, todo depende de la cantidad.
El THC, al igual que el CBD, puede activar
los receptores CB2, que se encuentran principalmente en las
células autoinmunes de nuestro cuerpo. Esto supone que también
puede ayudar a reducir la inflamación y la presencia de
radicales libres (moléculas altamente reactivas) que
aumentan el riesgo de ataques al corazón o derrames cerebrales.
Además, su activación, ante estos accidentes, reduce la magnitud
del daño.
Sin embargo, el THC no solo activa estos receptores,
sino también los CB1. Estos se encuentran por todo
el sistema cardiovascular del cuerpo: desde el músculo cardíaco y
los vasos sanguíneos hasta los nervios del cerebro que controlan la
frecuencia cardiaca. En este caso, su activación permite disminuir
la presión arterial; sin embargo, su efecto no es siempre
beneficioso. Por ejemplo, en dosis altas, el efecto del THC sobre los
receptores CB1 anula el provocado sobre los CB2 y puede
ocasionar el efecto contrario.
La activación de los CB1 puede provocar que se
empiece a acumular placa en las arterias. Esta placa consta de
grasas, colesterol y otras sustancias nocivas que dañan las paredes
de estos vasos sanguíneos. En su rescate acuden células inmunes
llamadas macrófagos que tejen una pared auxiliar.
Sin embargo, la activación de los CB1 provoca que también estas
células se vean perjudicadas por la alta creación de colesterol
'malo'.
De este modo, cuando queramos consumir
una
variedad que proteja nuestro sistema cardiovascular, lo
mejor será elegir semillas con alto contenido en CBD y escaso THC. De lo contrario, los beneficios de los que podremos
disfrutar gracias a las bondades del CBD quedarán ocultos por la
peor parte del tetrahidrocannabinol. Además, son muchos los expertos
que recomiendan utilizar cápsulas o
aceites de cannabidiol que, en estos casos, permiten aprovechar al máximo
las
cualidades protectoras de la marihuana.
Fuente:
Dinafem.org
Fuente:
Cannabis magazine